cuando la expresión trasciende la intimidad del que expresa, se hace verdad, se hace carne, se hace vida...



jueves, 21 de abril de 2011

26 posturas, 26 vivencias...


Desde el año pasado mi vida se ha conectado fuertemente al Yoga. Comencé practicando constantemente y con compromiso, en la academia Chilena de Yoga, el clásico Hatha Yoga o conocido también como el Yoga físico, por la exigencia de sus rutinas. Disfrute de esta doctrina milenaria proveniente del oriente, y aprendí de las distintas fases que la componen, trabajo físico en las asanas o posturas, ejercicios respiratorios y meditación. Aprendí con la práctica, sin textos ni referencias bibliográficas, solo con la experiencia personal y la trasmitida por los instructores; esta última ayudaba a darle una orientación al nuevo conocimiento.

Llegado a Washington DC, y gracias a uno de esos azares mágicos de la vida, nuevamente me he conectado al yoga, pero esta vez a uno un poco diferente, uno bastante caliente y húmedo. Es el Bikram yoga. Bikram, un yogui de origen indio, invento esta nueva forma de yoga en los años setenta. En ella las asanas se realizan en una sala temperada a 40 Celsius y 40% de humedad, de modo de aumentar en esas condiciones la flexibilidad de los músculos, y asi facilitar una reestructuración del cuerpo y al mismo tiempo liberar toxinas provenientes de glándulas y órganos intenos. Una práctica constante permitirá según Yogiraj Bikram Choudhury, una salud física y mental, expresada entre otras cosas, en una tonificación corporal, un peso adecuado y una cierta paz mental.

Durante una clase de Bikram Yoga, que tiene una duración de 90 minutos, se realizan 26 posturas. La mitad de ellas se efectúan de pie y la otra mitad tendido sobre las colchonetas o mats tipicamente usados. Las primeras clases son, casi universalmente para todo aquel que ensaya, terribles. En mi caso yo me sentía llevado a un nivel de exigencia nuevo, en el cual con mi voluntad puesta al rigor, se me requeria de dar toda le energía que mi cuerpo podia entregar. Al final de cada clase no quedaba en mí nada mas que una sensación corporal de profundo cansancio, una ausencia completa de pensamientos y la aspiración a un chorro de agua fresco y saludable, que calmara en algún grado el calor y la sed que tenia.

Aun cuando me he ido sintiendo cada vez mejor con la práctica, siempre el nivel de exigencia que ella me demanda es máximo; porque si bien las capacidades físicas como mentales mejoran, paralelamente los deseos de progresar, la voluntad de ser y hacer mejor, son mayores. En mi caso también he ido, con un esfuerzo consciente, aceptando mis limitaciones e intentando ver de qué manera puedo llevar de mejor forma la práctica, para que mis debilidades fisicas puedan ser poco a poco menos limitantes.

La práctica de Bikram yoga es un aprendizaje continuo y curiosamente en una rutina de 26 posturas que son siempre las mismas y cuya secuencia de ejecución no cambia clase a clase. Cada asana se transforma en un desafío particular, en una vivencia transformadora, que nos exige lo mejor, para darnos lo mejor. Paradójico resulta constatar que en una rutina constante y repetitiva podemos encontrar siempre sorpresas, aprendizajes, sensaciones nuevas, conocimientos y vivencias nuevas. No hay memoria de las sensaciones vividas porque pareciera ser que ellas no se conectan tanto con el consciente racional, la mente, si no mas con una vivencia intuitiva del momento. Eso me hace pensar que incluso en la rutina de nuestros trabajos y quehaceres, en nuestros día a día, podemos encontrar la particularidad de cada momento, si estamos plenamente viviéndolo, sin memoria, como si fuera completamente nuevo.

Esta vez siento que es La Lune el arcano del Tarot, que trasmite una conexión plena de cuerpo y mente, libre de historia y en que cada momento se vive con pleno abandono. Una luz visible, que ilumina la obscuridad, quizás el interior de cada uno, para guiar a nuestro espíritu mas a través de instintos que de racionalidad. Los dos perros o lobos del arcano, uno de ellos color azul claro, cielo, espíritu, con su cola dirigida hacia el cielo, y el otro color carne, cuerpo, con su cola dirigida hacia la tierra, beben de las energías provenientes de La Luna, para conectarse y hacer de lo intuitivo el motor de sí mismos, de sus vivencias y de su vida.

miércoles, 6 de abril de 2011

Autenticidad...


En una antigua entrevista que le hicieron a Jodorowski, le preguntaron cual era la verdad que él estaba buscando en su vida…? Usualmente maestros y gurús hablan de descubrir “la verdad”, de meditar y de trabajar para lograr algún día encontrarla. Para Buda, ese esfuerzo personal nos permitirá quizás alcanzar lo que él llama, el despertar. También nosotros en momentos de conversaciones profundas, ya sea en soledad o en compañía, deslizamos una búsqueda personal de este poco tangible concepto, y lo asociamos generalmente con la cercanía hacia un ser superior, que a veces llamamos dios, el alma, el espíritu, nuestra esencia, energías universales, energías planetarias y cósmicas, u otros.

Sorprendido quedé con la respuesta de Jodorowski. Dijo, que lo que él buscaba, su finalidad, su deseo más profundo en la vida, era simplemente el ser Autentico. El ser sí mismo, lo que es realmente en lo más profundo de sí y fuera de toda mascara heredada o adquirida a través de los años de vida. Sorprendido y conmovido quede con esta respuesta del sabio moderno.

En algunos días en que las cosas no se sienten tan bien como en otros, y en que me pregunto si todo irá a ir bien en mi estadía en Washington, imagino que aun si las cosas llegan a no salir tan bien en esta pasada, …no hay problema; como ya he dicho, ganancias siempre habrán y ya las hay por cierto; pero aun así, si no logro cumplir ciertos objetivos que me parecían importantes, superior y mucho más importante a ello, es que ahora soy yo; desde ahora y hacia el futuro siempre seré yo, haga lo que haga en la vida. Soy yo, soy autentico, y ya no tomaré roles que no me corresponden, ni me acomodan, roles de otros, valiosos seguramente, pero roles de otros. Ya no luchare ni evadiré, aquello que me parece importante de ser y de hacer. Viendo y sintiendo eso, es como si me parara en la azotea de un edificio, o mejor aun en la cumbre de una hermosa montana, quizás de Machupichu, y todo tomara la perspectiva que debe tomar, una perspectiva sanadora, optimista y que sabe apreciar lo importante en la vida. En esa perspectiva tanto lo bueno, como lo no tan bueno, se considera valioso y se entiende que aporta en nuestro crecimiento más íntimo.

Hablando de ser auténticos, quienes mas auténticos que los niños. La semana pasada me toco ir a cuidar a dos niños para así ganarme unos dólares. Una niña encantadora de 9 años y un niño, juguetón e inquieto, de 6 años. Estuve con ellos desde las 18:30 hasta las 22:30, mientras sus padres iban a una comida. Pasamos la tarde divirtiéndonos con video juegos, viendo un poco de televisión, conversando y por momentos solo ellos cantando y bailando. Todo iba muy bien, hasta que llego la hora de irse a dormir. Al niño le habían dado permiso hasta las 21 horas y no hasta las 22:00 como a su hermana. El no quería irse a dormir hasta que su hermana lo hiciera. Todo hablado en un ingles, rápido y enredado para mí.

- No puedes, le dije. Te tienes que ir a acostar ahora. Tus padres no te dieron permiso para que te quedes hasta más tarde.

El niño, como buen niño, se puso a llorar. Yo no sabía qué hacer para calmarlo. Finalmente con una buena astucia de su hermana, que fingió llamar por teléfono a sus padres, el niño, cuyo nombre es Letze, acepto irse a acostar; pero yo debía cumplir mi ofrecimiento de acostarme a su lado hasta que se durmiera. Así fue, Letze y yo, nos fuimos a acostar y no me pude ir de su lado hasta que se durmió. De algún modo, que aún me no veo bien, la autenticidad de Letze, que se movía entre rizas y llantos, me hizo bien, en especial en ese día que había sido algo complicado. Cuando salí de casa, una vez llegaron sus padres, lo hice contento, agradado de lo cálido y auténticos que pueden ser los niños.

Las palabras expresadas por Jodorowski me hacen cada día, y cada vez con más fuerza, sentido. Ser autentico yo y descubrir la autenticidad en los demás, es también una más de mis verdades buscadas. Para retomar mi vínculo con el misterioso Tarot, esta vez siento que es L’Etoille, el arcano que trasmite y habla de una conexión con una verdad, con el cosmos, de una sensibilidad en la búsqueda de un ideal sobre el que la vida se desarrolle. La mujer de este arcano, vierte sus energías cósmicas a la tierra, para que esa verdad intangible se haga carne, florezca en cada uno, como una verdad palpable, quizás la Autenticidad.